martes, 13 de enero de 2009

INSPIRACIÓN: PARA CREAR UN JUAN SINOMBRE Y ACERCARSE A LOS LIBROS

Pocas veces he tenido la oportunidad de hablar directamente de un cuento, del proceso creativo que me lleva a poder escribirlo o revelar en qué momento de inspiración o de embriaguez surgió, así que cuando los editores de este blog me lo pidieron, acepte encantado.


No sería apropiado que este texto fuera más largo que el cuento así que tratare de ser breve: Todos mis cuentos surgen de la inspiración. Es decir, si no me llega la idea espontáneamente, como saludando en un desfile de colores y con una banda marchando atrás de ella, no puedo escribir. Es por ello que mis cuentos son realmente escasos y jamás podre llenar algún volumen recopilatorio. O quizá si podría, si activo mi segunda capacidad literaria que es trabajar sobre pedido. Si alguien me dice: “Quiero leer sobre el hombre más triste del mundo y sus papas” es probable que se me ocurra algo si me dan un par de minutos. Por supuesto, aunque suene más romántico ser inspirado por las musas, el hacer trabajo sobre pedido puede resultar medianamente redituable, así que me adapto a estas épocas modernas donde todo es vendible y acepto los trabajos que llegan (siendo sinceros, nadie paga los cuentos. Lo redituable puede venir en formas diferentes al dinero).

Pero este no es el caso. Juan Sinnombre es un cuento que salió de la inspiración al darme cuenta de que yo leo pura novela victoriana con un héroe gallardo y situaciones inverosímiles. Estos personajes me resultan envidiables porque aparte son ricos, guapos e inteligentes. ¿Realmente que tan importantes somos en la novela de nuestra vida? Si no somos guapos, ricos, sabios y gallardos, ¿qué rol nos toca desempeñar? Pensando en eso, escribí esto. Que si termina mal, culpen a mi tendencia depresiva.

Gilberto "Diódoro" Arredondo Ortega

"Nos gustan los libros"

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